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14 octubre 2013

Preguntas poderosas

Tengo que tomar una pila de decisiones en estos días. Posibilidades que se abren, pero que al tomarlas restarán Energía (tiempo, dinero, prioridad en pensamiento) a otras actividades. No soy infinita, no tengo tiempo infinito. Hay que elegir.

Y para decidir, me hago estas preguntas sobre la actividad / tarea / responsabilidad / acción:


* ¿Me dará placer hacerla?
* ¿Está alineada con mis objetivos? O dicho de otra manera, ¿Suma a mi vida o resta?


Me encontré en el pasado haciendo mil cosas que tenían distintas direcciones, que en su conjunto me hacían no ir a ninguna parte. Como un conjunto de vectores que sumaban cero, o muy poco, hacia alguna dirección. Y encima, a la mayoría de estas actividades no las disfrutaba. No quiero encontrarme sobrecargada de tareas y responsabilidades que, en el fondo, no elegiría.

Pero aprendí a decir "no" cuando lo necesito. Por otra parte, si tengo que elegir entre cosas que me gustan, elegir la que más me convenga en este balance. Es decir que ya estoy en otra instancia de elección: no solamente elegir las cosas que me dan placer, y dejar de lado las que no (un primer filtro), sino que ahora decido elegir de entre las cosas que dan placer, aquellas que están alineadas con mis objetivos vitales (segundo filtro). 

La mayoría de las actividades / tareas / responsabilidades / acciones, sin embargo, conllevan partes desagradables. Por ejemplo: me gusta la vida de docente universitaria, por más que hay muchísimas instancias de burocracia. La cuestión es decidir hasta qué punto me involucro en esa vida universitaria, si decido ser representante ante el Consejo Directivo, o miembro de una comisión, o no. ¿Voy a disfrutar metiéndome en política universitaria de nuevo, con la adrenalina y las endorfinas de cuando se logra algo importante, pero también con la amargura de saber que hay cosas que no van a cambiar, que son parte del status quo? Si me metiera en política universitaria, ¿me sirve para mi carrera docente? ¿O la perjudica? ¿Hasta qué punto el camino de no involucrarme también sirve?

Y me planteo esto mismo en otros dominios de mi vida: en las guías, en mi empresa Jane Poppins, en la actividad deportiva, en la literatura... hasta en la manera de llevar mi pareja y mi familia.

Me preguntaba hace unos días: 
"¿Estás siendo quien querés ser, la mayor parte del tiempo?"
Y me hice un cartelito para poner en el auto. Esos espacios de manejo, a veces sirven para reflexiones de este tipo. Me di cuenta de que la gran mayoría de las cosas que hago las disfruto mucho, son genuinamente mías. Y bueno, no se puede ser feliz al 100%, ¿no? Y está bien. También hay que bancarse la cola del supermercado, o llevar el auto a arreglar, o ir al cajero a blanquear la clave del homebanking; no hay nada emocionante en eso, pero tampoco es para andar quejándose. 

Y también me pregunté: ahora que no voy a estar en las guías (un espacio donde dejé de sentir el placer de hacer cosas), ¿cuál va a ser mi voluntariado? Y sentí culpa de ya no estar haciendo ese trabajo. La pregunta es, también, ¿qué entendemos por voluntariado? ¿Es laburar gratis, no más? Es que no quiero ser accionada por la culpa, sino por la emoción de hacer algo. Quizás lo puedo pensar como alguna forma de acción y compromiso ciudadanos, una disposición hacia el bien común, un involucramiento en algo que no me va a dar un beneficio inmediato...

No sé. En eso estoy. Reflexionando sobre estas cuestiones y haciéndome preguntas que no son binarias, que no son cerradas, sino que dan lugar a consideraciones interesantes para mi vida.