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01 diciembre 2013

Carta Abierta a las guiadoras de la AGA

Hace tiempo que vengo rumiando mi partida de la Asociación Guías Argentinas. Tenía una conversación frecuente con una amiga, donde ella me decía que qué hacía todavía “dentro de las guías”, y yo le contestaba que mientras hubiera algo que yo pudiera hacer por la Asociación, lo haría, que siempre se puede cambiar y mejorar. Y que cuando pensara que ya no podía hacer nada, me iría.

Ese momento, lamentablemente, llegó.

Llegó de la mano de muchas cosas, de esos detalles que, de a uno, son boludeces, pero que acumulados suman (o mejor dicho, restan) un montón…
Un detalle no menor, quizás lo principal: no estuve disfrutando de la mayoría de las actividades guías. Cuando asumo responsabilidades por compromiso con otras personas, cuando no es mi genuino interés, termino preguntándome “¿para qué dije que sí?”. Lo que sí disfruté fue el aporte que pude hacer al consejo de Zona Paxtu, los Cursos de Coordinación de Campamentos I y II.
Pero en sí, la tarea de consejo es muy ingrata: si hacés las cosas bien, nadie te las agradece, y si las hacés mal, te caen como cuervos. Y no tenés a las guías para alegrarte un sábado, porque casi el 100% de la tarea de consejo es con adultas.
Las otras cosas que me hicieron plantearme mi sentido de pertenencia a la Asociación es que yo siento que cambié, que evolucioné, y de repente me encontré sin un lugar real. Entonces defendí mi no-lugar, mi aporte desde lo personal… pero sin cargo no podés hacer absolutamente nada.
Yo cambié: nunca fui nacionalista, ahora sin ningún tipo de culpa.  No creo en los países más que por una división política, pero ésta no define la idiosincrasia de la gente de una región.
Era católica… Pero primero quedé afuera de la Iglesia por divorciarme, y luego, viendo a la iglesia desde afuera, la verdad, no me dieron ganas de volver. Y menos con la cantidad de presiones a las que se ven sujetas las comunidades que trabajan en Parroquias. Poniendo bajo la lupa las doctrinas de la Iglesia, pensé, incluso, que había tardado mucho en irme. Así que tampoco tengo una religión.

El meollo de la cuestión, sin embargo, es otro.

Yo podría haber elegido seguir en un cargo, con más o menos satisfacciones, y disfrutar lo bueno y soportar lo malo.
Podría seguir careteando que no tengo religión ni patria, total, ¿quién se va a poner en juez (o jueza) de eso?
La cuestión vino por otro lado.
Me puse a pensar en qué cosas son fundamentales para el guidismo. Qué cosas son aquellas que, sin eso, no hay un guidismo verdadero. Y llegué a estas conclusiones:
  • Ser un “Movimiento”. La idea de movimiento, de cosa movible, que va cambiando, no se condice con la actual Asociación, que para hacer una página institucional o un manual tarda 10 años. Que para contestar un e-mail tarda meses, o directamente no hay respuesta. Que no se ha subido al cambio en las relaciones entre la gente, que son cada vez más globales y más horizontales, y continúa con una estructura jerárquica y vertical, que no facilita la comunicación entre las bases, entre las diferentes comunidades. Que realiza un encuentro para hablar de temas polémicos, pero luego no se pronuncia al respecto o no realiza un trabajo en consecuencia.
  • El método de educación no formal, basado en el sistema de patrullas, el juego y el Aire Libre. ¿Cómo puede haber guiadoras e incluso instructoras que no les guste el Aire Libre? ¿Cómo puede ser que ya no se use el sistema de patrullas en las guías? ¿Cuándo fue que dejaron de usar el juego para aprender, y lo ven sólo como una actividad para distenderse? Si las guías no tienen aire libre, sistema de patrullas y juego, son un club de barrio, una agrupación de iglesia, no más.

Ahí me di cuenta que la Asociación iba en un rumbo que, en mi opinión, estaba errado. Se hace excesivo hincapié en las formas (el uniforme, el cumplir con los requerimientos de la iglesia, las autorizaciones para salir con los fuegos correspondientes) y casi nada en el contenido (programa acorde a las chicas, creatividad de las actividades, aprendizaje formativo de ellas).
¿Qué es la forma sin el contenido?
Un cascarón vacío. Un bonito uniforme sin valores; una guiadora con fuego verde pero sin capacidad de inventar una actividad original; una persona obediente y sin iniciativas (porque jamás se encontró con dificultades en campamento, o descubrió su vocación dentro del sistema de patrullas).
¿Dónde quedó el liderazgo?
Se fue con el sistema de patrullas.
¿Dónde quedaron las iniciativas, la creatividad, la fortaleza para el trabajo?
Se fueron junto al Aire Libre
Y lo que nos queda es una solemnidad vacía, porque también el juego está desapareciendo.

Comentando esto con diversas guiadoras e instructoras, noté que muchas me daban la razón, pero sin embargo no les parecía tan importante, no participaban en las instancias de decisión, no se quejaban (formalmente, ante las responsables) de las decisiones que las perjudicaban, no proponían nada nuevo.

Y ahí me dije: la equivocada soy yo.

Si todas están contentas con la Asociación Guías Argentinas, es que yo tengo un punto de vista que no coincide. Yo pretendo que cambien las reglas de un juego, y las jugadoras están contentas tal cual están. Y no hay que cambiar nada en la Asociación. Simplemente me tengo que ir,  ya que no puedo compartir este modo de conducirse.
Llegada a este punto, me empezó a molestar usar el uniforme. No por vergüenza, como las guías que son nuevas y tienen miedo a que las carguen, sino porque no me sentí auténtica. El pañuelo que estaba portando dice qué cargo tengo, y yo la verdad no quería ese cargo, sino la libertad de acción para desplegar mi potencial. Y el uniforme muestra mi pertenencia a una asociación de la cual tengo más diferencias que acuerdos.

¿La frutilla del postre?
La decisión de no tratar el tema de los tótems en la Asamblea Nacional.
La moción no se envió a tiempo. No cumplió los formalismos necesarios. Un error administrativo no le permitió ir por la vía correcta.
Pero la decisión, tomada por la mayoría de la asamblea, de no tratar el tema sobre tablas, para mí es jodidamente sintomática. Es como los diputados o senadores que no dan quórum: no es lo mismo perder en una votación, que no tener la oportunidad de votar. “Estamos cansadas, queremos terminar”, no me parece una razón valedera para dejar afuera una moción.
Negarse a discutir ideas, no importa lo descabelladas o, por el contrario, lo fantásticas que sean, es síntoma de una muerte cerebral e institucional.
El tótem en sí no es tan importante, la verdad. Las chicas que lo usan lo van a seguir haciendo, la intención era simplemente poder compartir su riqueza en valores educativos. Pero la moción del tótem era la punta del iceberg de un cambio de cabeza, de empezar a abrirse y a ser permeables a otras propuestas. Y no lo fue.

La realidad actual jode. La realidad es peligrosa, tiene ideas, y cambios vertiginosos que a todas nos asustan. No metamos la cabeza debajo de la tierra como un avestruz, buscando una seguridad que de verdad no existe, porque no adaptarse al cambio es morir. Si las comunidades guías actuales sólo son un aguantadero de gente perdida y con miedo a la sociedad, vamos mal. Si las comunidades, por el contrario, son semilleros de líderes que empiezan por transformarse a sí mismas, para luego transformar su entorno, estaremos hablando de un verdadero espíritu guía.
Enfrentemos la realidad y transformémosla con verdadero espíritu guía.

Unas últimas palabras de aclaración, que esto ya se hizo demasiado largo: me voy de la Asociación Guías Argentinas, no me voy de las guías.

Porque guía soy (como dice la canción), guiadora soy, instructora soy, y gran parte de mi personalidad y mi forma de ser se forjó en las guías. Forjar es una palabra fuerte, que denota un proceso que se da a través de los años.
Y también quiero decir que ¡no me peleé con nadie! Por suerte no tengo rencores, ni cuentas pendientes con ninguna.
Pero no necesito tranzar en cosas que creo fundamentales para pertenecer a una institución y seguir siendo guía.

Fui, soy y seré guía siempre. Y lo que pueda aportar lo haré desde este, mi no-lugar, mi no-cargo. Aquí estoy, para lo que pueda asistirlas.
Siempre Lista!


                                                        Juana Inés Gallego Sagastume,
                                  Chinchilla Perceptiva
      para las que sepan apreciarlo

PD: releyendo este blog, encontré esta entrada, que no difiere mucho de lo que estoy pensando ahora... quizás yo no haya cambiado tanto, después de todo!