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12 septiembre 2006

¡Quiero ser una osa!


Oh, Dios...
Se viene el verano y noto (año tras año lo noto más) ese salvavidas construído con la ingesta de chocolate y otras delicias que uno se da el gusto en invierno.

¡Quiero ser un oso!

Los osos en otoño comen como desaforados, y engordan a propósito. Se dan el lujo de crear una verdadera reserva de energía....

Y ahí viene lo mejor: en invierno, esa odiosa estación de frío y días cortos, ventosos y grises, los tipos DUERMEN!!!

Luego, con la llegada de la Primavera, despiertan flaquitos (eso sí, un poco flácidos), ¡y se dedican a comer y aparearse!

¿Algo para agregar? Realmente son lo más.