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05 abril 2015

Semana Santa

Recuerdo cuando era católica. Esta semana estaba plagada de pequeños y grandes rituales, recargados simbolismos que aún recuerdo. El por qué de los huevos de Pascua, de no comer carne, de los ramos y demás. 
Yo solía seguir todos esos ritos, e incluso coordinar las tareas junto con mis chicas (las guías) en la parroquia.
Había cosas de la religión que no me gustaban, pero de alguna manera en el todo, en el compartir en comunidad, esas cosas molestaban menos. 
Había, para mí, algo místico en esos rituales que llevan cientos de años repitiéndose. Y ante las dudas que me pudieran surgir (siempre fui una persona curiosa y preguntona) mi mamá supo responder.

Pero ya no es así.


La última vez que entré a una iglesia fue para ver un casamiento de un compañero de Nacho, y con desagrado vi que el cura que conducía la ceremonia yo lo conocía de años. La ceremonia fue con las palabras justas, ni una de más o con cariño... Me pregunté si los novios eran tan católicos como para bancarse una ceremonia tan fría.


¿Qué fue lo que cambió tanto en mí en estos años?


Fue el alejarme de la iglesia. Que conste que al principio me dolió. Me dolía no poder comulgar porque era divorciada, y no tener ganas de "confesar" pecados que no sentía como tales. Y tener que buscar un sacerdote a quien no le importara que yo tuviera una hija con mi marido ante la ley pero no ante Dios, para bautizarla.


Con el tiempo, me di cuenta que a mi espiritualidad no le hacía falta alguien que me llenara de culpas y reglas ridículas. Que, si había un Dios, me había hecho con la suficiente capacidad como para decidir por mí misma como conducir mi vida.


Fuera de la iglesia católica, vi la estructura a la que había pertenecido. Con gente buena que la compone... Pero del otro tipo de gente también, y en lugares de poder. Una estructura que ideológicamente no ha cambiado en siglos, por más que le pongan maquillaje: el hombre a la cabeza, y la mujer sirviéndolo. La mujer con un rol reproductor y de crianza, ¿para qué más? Ni siquiera se les permite participar más que en un papel secundario, jamás en primer plano.


Y reconociéndome feminista, sentí que se me caía una venda de los ojos. La igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres se ve socavada día a día por las convicciones de la iglesia. Ojo, no sólo de esta, sino de otras iglesias también, y todas tienen influencias sobre estructuras sociales que supuestamente no son religiosas... Hasta en las leyes y en las empresas.


Así que no hay vuelta atrás. No reniego de mis orígenes, pero no puedo más que adherir a estas nuevas reglas que sigo en mi vida porque me considero agnóstica. No son "mandamientos", sino guías para la vida, los "realmente preferiría que no" del Evangelio del Monstruo del Espagueti Volador:


1. Realmente preferiría que no actuaras como un imbécil santurrón que se cree mejor que los demás cuando describas mi tallarinesca santidad. Si alguien no cree en mí, no pasa nada. En serio, no soy tan vanidoso. Además esto no es sobre ellos así que no cambies de tema.

2. Realmente preferiría que no usases mi existencia como un medio para oprimir, subyugar, castigar, eviscerar, o... ya sabes, ser malo con los demás. Yo no requiero sacrificios, y la pureza es para el agua potable, no para la gente.


3. Realmente preferiría que no juzgases a las personas por su aspecto, o su forma de vestir, o de hablar, o... mira, sólo sé bueno, ¿vale? ¡Ah!, y que te entre en la cabeza: mujer = persona, hombre = persona, lo mismo = lo mismo. Ninguno es mejor que el otro, a menos que hablemos de moda claro, lo siento, pero eso se lo dejé a las mujeres y a algunos tipos que conocen la diferencia entre el aguamarina y el fucsia.

4. Realmente preferiría que no te satisficieras con conductas que te ofendan a ti mismo, o a tu compañero amoroso mentalmente maduro y con edad legal para tomar sus propias decisiones. Respecto a cualquier otro que quiera objetar algo, creo que la expresión es "jódete", a menos que lo encuentren ofensivo, en cuyo caso pueden apagar el televisor y salir a dar un paseo, para variar.

5. Realmente preferiría que no desafiaras las ideas fanáticas, misóginas y de odio de otros con el estómago vacío. Come, luego ve tras los malditos.

6. Realmente preferiría que no construyeras iglesias/templos/mezquitas/santuarios multimillonarios a mi tallarinesca santidad cuando el dinero podría ser mejor gastado en (tú eliges):
* Terminar con la pobreza.
* Curar enfermedades.
* Vivir en paz, amar con pasión, y bajar el precio de la televisión por cable.
Puedo ser un ser omnipresente de carbohidratos complejos, pero disfruto de las cosas sencillas de la vida. Debo saberlo, para eso YO SOY el creador.

7. Realmente preferiría que no fueras por ahí contándole a la gente que hablo contigo. No eres tan interesante. Madura ya. Te dije que amaras a tu prójimo, ¿no entiendes las indirectas?

8. Realmente preferiría que no le hicieses a los otros lo que te gustaría que te hiciesen a ti si te van las... ejem... las cosas que usan mucho cuero/lubricante/Las Vegas. Si a la otra persona también le gusta (según el nº4), entonces disfrutadlo, sacaos fotos, y por el amor de Mike ¡usad un PRESERVATIVO! En serio, es un pedazo de goma. Si no hubiera querido que lo disfrutarais al crearlo habría añadido púas, o algo.




Así que eso es todo. Para mí, ahora, la Pascua es una fiesta familiar donde se comen huevos de chocolate que se buscan en el jardín. 

Y que disfruto mucho junto a Mora, Nacho, mi mamá, y el resto de la familia.


Porque no tener religión, es una bendición para mí. 


Bueno, soy pastafari :D

Esta noche cenaré con tallarines! 





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