Si copias algo, citame!

29 diciembre 2014

Me reencontré con mi niña interior



Volví a uno de mis santuarios... Volví a Aguas Verdes. 
La playa enorme, con sus arbustos protectores y su único balneario.




Me sentía descentrada, agotada, malhumorada.



Necesitaba encontrarme con mi más profundo yo, mi niña interior, Lila.






La busqué en el lugar donde iba con mi mamá y mi papá de vacaciones cuando era chica. Me encantó recorrer la playa y las mismas calles, recordar como era todo entonces (no está tan cambiado, sólo algunos negocios diferentes, y casas pintadas de colores).  

Fui al mismo camping, y encontré nuestro rincón detrás del médano, para acampar lejos del baño y la proveeduría.

Había más árboles de los que recuerdo... Buenísimo! porque pudimos dormir la siesta en la carpa, sin calor. Sin embargo el bosque que recorríamos antes, ahora es propiedad privada... 


Me acerqué a mi niña interior a través de Mora, de sus juegos, armar pozos y castillitos de arena y hacer guerras de agua.

Y luego, mi idea fue reencontrarme con cada uno de mis yoes.
Lila y Agnes,
Lila y Violeta,
Lila y Nina,
Lila y Celes.

A Agnes, mi yo racional (y un poco TOC) la encontré diseñando mandalas con compás. También, previendo la lluvia, y acomodando las cosas por si el agua era mucha. Y luego, leyendo un librito que me llevé de cuántica.


A Violeta, mi yo emocional, cuando llegaron Ignacio y su familia, y pudimos compartir recuerdos de cuando éramos chicos, y calidez de hogar. 

También en el compartir con Nacho y Mora estos días, la ruta cargada y la música.




A Nina, mi yo instintivo y corporal, en el disfrute de un helado de chocolate y una caipirinha...














¿Y Celes? ¿cómo encontrar a Celes, mi yo coach...?


Y la encontré a través de Mora, explorando el bosque a su paso, pisando sus huellas y siguiéndola adonde ella quisiera ir, dándole la seguridad de que yo estaba con ella.











Fue un viaje corto pero muy significativo. El primer campamento de Mora, y nuestro primer campamento en familia. Y salió muy, muy lindo...

Nos levantábamos temprano, con los cantos de los pájaros y cuando el sol se elevaba por encima del médano, a eso de las 7 de la mañana. y nos acostábamos, cansados y contentos, antes de la medianoche.



Disfrutamos a pleno sabiendo que eran sólo dos o tres días, pero sin atosigarnos de cosas por hacer, descansando y haciendo lo que se nos iba presentando.

A mi niña interior:

LO SIENTO, 
GRACIAS, 
PERDÓNAME, 
TE AMO.

No hay comentarios.: